"Cómo cambian los tiempos...", reflexiona Philips Richardson, agente inmobiliario en Dalston (al Este de Londres), dedicado desde hace años a vender 'el sol español' en su país. "Cuando mi hermano compró la casa en Menorca era la época de la peseta. Por aquellos años, con una pequeña jubilación uno podía ir allí y elegir la casa que quería".
La próxima visita a Londres de José Blanco y su portafolios repleto de viviendas de bancos y promotoras para ofrecer 'garantías jurídicas' de que los pisos españoles se pueden adquirir sin problemas muestra cómo ha cambiado la percepción de los británicos -y el resto de países europeos- del mercado inmobiliario peninsular.
A pesar de la crisis, los ingleses siguen apostando por el sol español. Más de 800.000 de ellos viven en España y ocupan el primer lugar entre los extranjeros compradores. Aún sin comprar tanto, el alquiler parece ser una de las opciones que en este momento está funcionando. Por ello, empresas como la de Margaret Ayling, propietaria de Ayling Internacional Property Services, especializada en las zonas de Sotogrande y Gibraltar, lo incluyan en su eslogan: "Tanto si compra, como si vende o alquila nadie os ofrece más".
Pero la amenaza de quedarse con las manos vacías ante la posibilidad de adquirir casas edificadas sin licencia o con un permiso que no se ajusta a la legislación vigente empaña la confianza en el mercado actual español.
Por eso, legalidad y formalidad son las dos condiciones esenciales que se anteponen ahora a cualquier amago de negociación. Todo tiene que estar muy organizado para satisfacer el gusto de los británicos. Las fechas de entregas y los precios no pueden escaparse de lo pactado. Por eso no es de extrañar que el mayor temor que sienten los ingleses a la hora de invertir en España sea el riesgo de comprar una propiedad ilegal, después de hacerse público varios escándalos sobre el tema.
Hoteles rurales en antiguos caseríos, pequeños hostales, o casas lo de gran tamaño como para poner un 'bed and breakfast' (holetes con encanto a la inglesa) marcan la tendencia de inversión de los nuevos británicos que, con la crisis, ven en nuestro país una opción mejor de la que ofrece en este momento Gran Bretaña.
En este contexto y, a diferencia de lo que ocurría antes del 'crack' inmobiliario, muchos constructores y promotores españoles comienzan a dirigir su atención hacia el mercado británico. Esto ha supuesto el inicio de un cambio de actitud sobretodo en relación al idioma. Así, no son pocas las empresas del sector que se plantean la posibilidad de proveer material de venta traducido para sus clientes ingleses.
Vida de rico con dos duros, así era por aquel entonces España para muchos extranjeros, claro que las cosas cambiaron con la entrada del Euro. La nueva moneda disparó los precios hasta las nubes y, en un abrir y cerrar de ojos, el país flotaba dentro de la burbuja inmobiliaria.
"La burbuja tenía que estallar tarde o temprano, y estalló más tarde de lo que esperábamos", afirma Margaret Ayling. "La construcción creció de manera desorbitada. La locura era tal que incluso había personas (británicos) que adquirían tres o cuatro propiedades para revender habiendo pagado sólo el depósito de compra. Este es, sin duda, el momento más crítico por el que atraviesa el mercado inmobiliario español, por lo menos, desde 1977, que es cuando nosotros abrimos nuestro negocio", concluye.
La próxima visita a Londres de José Blanco y su portafolios repleto de viviendas de bancos y promotoras para ofrecer 'garantías jurídicas' de que los pisos españoles se pueden adquirir sin problemas muestra cómo ha cambiado la percepción de los británicos -y el resto de países europeos- del mercado inmobiliario peninsular.
A pesar de la crisis, los ingleses siguen apostando por el sol español. Más de 800.000 de ellos viven en España y ocupan el primer lugar entre los extranjeros compradores. Aún sin comprar tanto, el alquiler parece ser una de las opciones que en este momento está funcionando. Por ello, empresas como la de Margaret Ayling, propietaria de Ayling Internacional Property Services, especializada en las zonas de Sotogrande y Gibraltar, lo incluyan en su eslogan: "Tanto si compra, como si vende o alquila nadie os ofrece más".
El mayor temor que sienten los ingleses a la hora de invertir en España es que la propiedad ilegal
Por eso, legalidad y formalidad son las dos condiciones esenciales que se anteponen ahora a cualquier amago de negociación. Todo tiene que estar muy organizado para satisfacer el gusto de los británicos. Las fechas de entregas y los precios no pueden escaparse de lo pactado. Por eso no es de extrañar que el mayor temor que sienten los ingleses a la hora de invertir en España sea el riesgo de comprar una propiedad ilegal, después de hacerse público varios escándalos sobre el tema.
Nueva oleada, nuevos gustos
Los tiempos cambian y las preferencias inmobiliarias también. "En los últimos meses hemos notado que hay una leve pero nueva oleada de británicos que quieren trasladarse a vivir a España", asegura Lesley. "Buscan casas antiguas o simplemente viejas, de esas que necesitan reforma. Les gusta mucho ocuparse ellos mismos del estilo y la decoración de su futura vivienda o negocio".Hoteles rurales en antiguos caseríos, pequeños hostales, o casas lo de gran tamaño como para poner un 'bed and breakfast' (holetes con encanto a la inglesa) marcan la tendencia de inversión de los nuevos británicos que, con la crisis, ven en nuestro país una opción mejor de la que ofrece en este momento Gran Bretaña.
En este contexto y, a diferencia de lo que ocurría antes del 'crack' inmobiliario, muchos constructores y promotores españoles comienzan a dirigir su atención hacia el mercado británico. Esto ha supuesto el inicio de un cambio de actitud sobretodo en relación al idioma. Así, no son pocas las empresas del sector que se plantean la posibilidad de proveer material de venta traducido para sus clientes ingleses.
Antes del euro
"Los británicos han estado enamorados de España desde hace muchos años y es uno de los primeros países que les viene a la cabeza a la hora de comprar una casa para vacaciones o reubicarse", insiste Lesley McEwan propietaria de CadizCasa, una empresa inmobiliaria que ofrece los beneficios de la costa andaluza al mercado inglés.Vida de rico con dos duros, así era por aquel entonces España para muchos extranjeros. Las cosas cambiaron con la entrada del Euro
"La burbuja tenía que estallar tarde o temprano, y estalló más tarde de lo que esperábamos", afirma Margaret Ayling. "La construcción creció de manera desorbitada. La locura era tal que incluso había personas (británicos) que adquirían tres o cuatro propiedades para revender habiendo pagado sólo el depósito de compra. Este es, sin duda, el momento más crítico por el que atraviesa el mercado inmobiliario español, por lo menos, desde 1977, que es cuando nosotros abrimos nuestro negocio", concluye.
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